MOVIMIENTO MISIONERO MUNDIAL EN EL SALVADOR


   
  MMM Santa Ana
  Testimonio Hno. Juan Cerón
 
Nací el 17 de junio de 1972, soy originario de Tapalhuaca en el Depto. de la Paz, en El Salvador.

A los 5 años mis padres se convirtieron al evangelio por el año 1977. Ellos empezaron a llevarme a la Iglesia todas las noches, y me llevaban bajo las grandes tormentas. En muchas ocasiones teníamos que atravesar una gran corriente de agua que casi nos arrastraba. Esa fue mi niñez.

A la edad de 12 años en una madrugada, El Señor tocó mi corazón despertándome a las 2 de la madrugada. Algo en mí me decía que no estaba bien delante del Señor aunque estaba yendo a la iglesia, pero que si en ese momento yo moría, mi alma se perdería. Dejénme dedecir que no es por lo bueno que entraremos al Cielo; mas bién es por haber creido y aceptado a Jesús como Salvador y Señor lo que nos abre el acceso al Cielo.

Desperté a mis padres, y les explique como me sentía, y les dije que quería aceptar al Señor. Ellos me dijeron ¿Ya sabes lo que vas hacer? (Estás seguro) Nos postramos e hicimos una oración de fe, y yo sentí automáticamente que un peso se me caía de encima. Fue la madrugada más feliz de mi vida. No quería levantarme en la mañana por la paz que sentía.

Pasó el tiempo y empecé a vivir mi juventud en la iglesia bajo una sed espiritual. Sin un modelo a seguir, sin programas para jovenes. Entre los 18 y 20 años viví una sosobra espiritual, un desánimo tan grande que casi me lanzaba al mundo. No le hallaba sentido al evangelio.

A los 20 años tube mi primer trabajo. En medio de luchas, pero seguía luchando. En ese tiempo me salí de la iglesia del MMM para irme a otras iglesias y tocar en grupos "cristianos". Eso me sacó de la Voluntad de Dios y fue muy peligroso. Estuve a punto de fracasar. Mi vida cristiana se tambaleó.

En el año '97 viene un misionero costarricense Erick Bermúdez que con la sabiduría de Dios nos ayudó a buscar la Voluntad de Dios. El me invitaba a que regresara, pero no me forzaba. Dios lo usó en gran manera.

Fue en el año '98 que volví al MMM. Yo decía que nunca más volvería, pero El Señor me trajo de regreso. Ahí encontre lo que necesitaba: una palabra fresca. Fue entonces que Dios comenzó a tratar con mi vida.

En el '99 Dios comenzó a habalrme sobre el ministerio de pastor. Fue en una convención en la Ciudad de Guatemala en la que El me llamó al pastorado. Fue un culto tremendo, desde la mañana hasta la tarde, y al terminar no podía mirar la luz pues pasé muchas horas llorando por la Gloria de Dios que sentía en mi vida. Al salir, no podía ver la luz del día pues mis ojos se hincharon de tanto llorar de gozo y paz.

El Señor me decía "Te necesito, sírveme". En marzo del año 2000 tuvimos una confraternidad juvenil. El Señor usó a uno de los predicadores y cuando yo estaba en el altar, Dios me habló y me dijo: "Te he dado corazón de pastor, y habrá una revolución en tu vida". Al siguiente año, a principios del mismo, sucedió lo que Dios habá dicho.

Pasé una prueba de 3 meses, en los cuales el corazón se me quiso parar. Pasé muchas luchas contra demonios, contra mi propia vida. Mi pastor al decirle yo lo que estaba pasando me dijo estas palabras: "Lo que tu decidas, eso será. Estás en la desición. Si decides bien, el Señor te bendecirá, más si decides mal, te va a llevar el diablo". Me lo dijo por teléfono y colgó el teléfono. Sin embargo Dios dió la victoria. El momento de la desición llegó y El circuncidó mi corazón.


El 22 de junio de 2001 estaba renunciando a mi trabajo para dedicarme a la obra del Señor. Estuve en la Iglesia Central como co-pastor hasta el 15 de noviembre de 2004, día en el cual, con 5 meses de casado con mi esposa Rosa Marta llegamos a Santa Ana a hacer la voluntad del Señor y pastorear en esta ciudad, porque el Señor nos había llamado, ya había dicho "Los llevo a una ciudad, porque hay muchas ovejas que no están siendo pastoreadas por muchos meses".

Dios sigue llamando a hombres y mujeres a Su servicio en Su obra. Lucas 14:25-33

Desde ese momento puedo decir: "Ebenezer, ebenezer. Hasta aquí El Señor me ha ayudado". Y seguiré sirviéndole a El hasta que El venga o que yo vaya hacia El. Dios les bendiga.
 
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